Lenin regresa.(Comparaciones desde las diferencias.)


Por DrC Carlos M. García Valdés.
Tiene razón Pedro, Lenin regresa.(Comparaciones desde las diferencias.)
En nuestro  Blog reeditamos un interesante artículo de Pedro de la Hoz sobre V.I. Lenin. Una expresión del experimentado periodista nos animó a escribir estas cuartillas. “Por mucho que han matado a Vladimir Ilich Ulianov, Lenin, el líder bolchevique siempre resucita”. Para que esta idea no se quede en unas conmovedoras palabras quiero, de alguna manera, imprimirles vida. No pretendo comparar la obra y la práctica de Lenin sobre la NEP (Nueva política económica) con el proceso de reformas actuales denominado Actualización del Modelo sino más bien subrayar algunas cuestiones  que a la vez que pudieran verse como analogías también nos sirven de enseñanzas.

Analogías desde las esencias y diferencias.
Vistas desde su riqueza fenoménica la NEP y la política económica de la actualización del modelo de desarrollo económico y social socialista apenas se parecen. Son tantas  las diferencias o particularidades que de exponerse el lector quedaría abrumado. Pero cuando nos movemos  de la superficie a la esencia afloran importantes coincidencias.
El principal momento común para ambas experiencias fue y es la necesidad de pasar la economía a primer plano, concederle una prioridad estratégica so pena del fracaso económico que haga inviable la construcción del socialismo.

“Lo último-lo más difícil y lo que menos tenemos hecho-es organizar la economía, colocar los cimientos económicos del edificio nuevo socialista…En esta labor, la más importante y difícil  es donde hemos tenido más desaciertos y errores” 


En un emblemático opúsculo Lenin autocríticamente expresaba: “Lo último-lo más difícil y lo que menos tenemos hecho-es organizar la economía, colocar los cimientos económicos del edificio nuevo socialista…En esta labor, la más importante y difícil  es donde hemos tenido más desaciertos y errores”

Casi un siglo después el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros rememoraba esta visión leninista en un escenario muy diferente, el cubano.
“La economía sigue siendo la asignatura pendiente fundamental y la labor político-ideológica es un asunto permanente vinculado íntimamente con la batalla económica, pues asegura la participación consciente, activa y comprometida de la mayoría de la población en el proceso de actualización del modelo económico y social.” 

Otro momento de particular coincidencia en ambas experiencias es la reevaluación del tratamiento a las economías o tipos económicos que coexisten por un tiempo más o menos largo en el período de transición del capitalismo al socialismo. En Cuba se había forzado el predominio de la propiedad estatal en menoscabo de otras formas de menor grado de socialización, pero objetivamente justificadas en la construcción del socialismo.

Raúl Castro lo reconoce sin ambages. “Los clásicos del marxismo leninismo al proyectar los rasgos que debían caracterizar la construcción de la nueva sociedad, definieron-especialmente Lenin-que el Estado, en representación de todo el pueblo, mantendría la propiedad sobre los fundamentales medios de producción. Nosotros absolutizamos ese principio y pasamos a la propiedad  estatal casi toda la actividad económica del país”.

La base teórica para comprender la heterogeneidad económica de la transición socialista la forjó Lenin en varias de sus obras, en particular en Sobre el impuesto en especie. En esta afirma.
Sobre el Impuesto en Especie. Descargar 
“¿Más que significa la palabra transición? ¿No significará, aplicada a la economía que en el régimen actual existen elementos, partículas, pedacitos de capitalismo y socialismo?…Enumeremos esos elementos: 1) economía campesina patriarcal (natural); 2) pequeña producción mercantil; 3  capitalismo privado; 4) capitalismo de Estado y 5) socialismo.”

Ambas experiencias, la rusa de 1921-26 y la cubana actual demuestran la extraordinaria proeza de construir el socialismo en condiciones de dominio mundial del capitalismo utilizando obligatoriamente lo que Che llamó las “armas melladas del capitalismo” y un conocido economista cubano adujo que mientras no cambiaran esencialmente las condiciones de hegemonía capitalista mundial había que utilizar esas armas,  afilarlas, hasta que llegara el momento de decir adiós a las armas.
Acoplar en un solo mecanismo la planificación centralizada, el control  de la producción global y la satisfacción de las principales necesidades sociales con el mercado también sometido a determinados métodos de regulación es una de las esencias de la NEP y también de la actualización, aunque varíen extraordinariamente la intensidad y las formas de ese mecanismo que  en nuestra experiencia se le está denominando modelo económico.

La cruda realidad de Rusia al principio de la segunda década del siglo XX le hizo comprender a  Lenin que su concepto de la economía multisectorial del país no solo era exacto sino que cualquier política que no integrara las diferentes formas de propiedad estaba condenada al fracaso. Partiendo de la fortalezas que le proporcionaban el poder en manos de los obreros y la propiedad estatal sobre la tierra, las principales industrias, los medios básicos de transporte y el monopolio del comercio exterior, podía utilizar la propiedad privada nacional  y  la gran propiedad capitalista extranjera como una reforma o retroceso táctico para continuar lo más breve posible la socialización socialista.
La actualización cubana parte de una premisa teórica semejante: mantener la propiedad social  sobre los medios fundamentales de producción en el centro de las relaciones de producción pero otorgándole un espacio que puede ser mayor o menor en dependencia de la actividad económica  al capital privado extranjero y nacional.

Hay otras analogías pero pueden representarse como desprendimientos de estos teoremas.
Reflexiones en torno a las consecuencias sociales de la NEP.

Hay una  experiencia de la NEP que tiene una relación diferente con la práctica cubana actual, por lo que no podemos analogarla, pero es conveniente reparar en ella. “Si bien la NEP había propiciado que se alcanzara la reconstrucción de la economía soviética, también lo había hecho a costa de admitir un desarrollo capitalista que a mediano plazo podía incrementar los ritmos de crecimiento económico, pero al mismo tiempo dar al traste con los objetivos estratégicos de la revolución.”

En 1926, dos años después de la muerte de Lenin, se había superado la crisis de la economía soviética de 1921 cuando comienza la NEP. La producción industrial había crecido 5,5 veces y la producción de cereales  se duplicó llegando casi al nivel de pre guerra, el salario medio de los obreros pasó de 10 rublos mensuales en 1921 a 28,57 en 1926 para un aumento del  280 %. Al propio tiempo la situación socio política se complicó sobremanera: el sector privado generó el 54 %  de la renta nacional en 1925-1926 y casi el 78 % de la producción industrial. Los campesinos privados absorbían el 98 % de la superficie agrícola sembrada en 1927. En 1926 los campesinos medios y pobres eran el 61 % de la población, los obreros casi el 36 % y los campesinos acomodados y ricos, el 3,3 %.

Con los datos que poseemos no podemos comparar las consecuencias de la NEP soviética con  los resultados de las transformaciones estructurales de la base productiva y económica asociados a la actualización del modelo económico. La  proyección económica aprobada en 2011 que preveía un aporte del sector no estatal  al PIB en 2015 del 44,5 % nos orienta muy poco pues se desconoce el aporte real de este sector a la economía a partir de esa fecha y porque en ese segmento de la economía cubana se mezclan formas de propiedad y producción de carácter social con privadas. De todas formas ya se conoce que esa previsión no se cumplió ni en 2015 ni en 2016.

El propio sector privado nacional es muy heterogéneo porque incluye campesinos propietarios de tierra, campesinos usufructuarios, trabajadores por cuenta  y propietarios de pequeños y medianos negocios  registrados aun  por la ONAT y el Ministerio de Trabajo y Seguridad social como trabajadores por cuenta propia, aunque en la Conceptualización del Modelo se reconoce su carácter empresarial.

Los ingresos del sector privado en 2005 representaron el 10 % del total de ingresos de la población, solo cinco años después, en 2010, habían elevado su relación al 17 %.  No tenemos cifras posteriores porque la ONEI desde hace varios años no las emite, pero todo parece indicar que esta relación se ha elevado en varios puntos porcentuales a partir de esa fecha, en particular por medidas de política económica que favorecen el trabajo por cuenta propia y al sector privado agropecuario.  Dentro del sector privado los ingresos de los campesinos presentan la mayor dinámica con un crecimiento del 180 % en ese período en tanto que los de  los trabajadores por cuenta propia crecen el 36,5 %.

Los trabajadores asalariados mejor remunerados son los que trabajan en el sector privado, le siguen los cooperativistas no agropecuarios  cuyos ingresos se han duplicado como promedio en relación a cuando laboraban en entidades estatales. Los trabajadores estatales   que en 2015 representaban alrededor del 70 % del empleo perciben  menos del 50 % del total de ingresos de la población.
Desconocemos la participación del sector privado en la economía en términos de producto interno bruto o ingreso nacional pero las estimaciones de algunos economistas le conceden un rango entre el 15 y el 20 %. Acerca de las diferencias entre los trabajadores del sector estatal y los del sector privado  oscilan entre una y cinco veces según estimaciones de economistas cubanos.

En el  2015 los trabajadores estatales y cooperativistas que representan cerca del 75 % parte del empleo  participaron solo con  el 45 % de la circulación mercantil minorista, en tanto otros consumidores capitalizaron el 47 % del torrente mercantil realizado ese año.
Aún sin disponer de una estadística  detallada y confiable  sobre las diferencias de ingresos en los diferentes sectores de la población las más notables son evidentes.
En consecuencia aunque no son equiparables las consecuencias sociopolíticas de  la NEP con los impactos sociales de las transformaciones en curso en la economía cubana, es muy importante estudiar este fenómeno porque un antecedente histórico, lejano en tiempo y diferente en su arquitectura económica y social, nos está llamando a la reflexión.

Lenin no ignoraba las consecuencias negativas en lo social de la NEP pero consideraba que con la recuperación de la economía se podían atender las posibles desviaciones y continuar el camino de la revolución, pero lamentablemente la salud no le acompañaba y fallece cuando recién comenzaba la nueva política. Consideraba esta etapa como un repliegue necesario y transicional. Los gobernantes del Partido y Estado cubano no consideran la política económica de la actualización como un retroceso sino como una adecuación a la realidad y le atribuyen un carácter definitivo a las decisiones y medidas respecto al  sector no estatal. Son fenómenos diferentes que reclaman enfoques y políticas distintas, lo que no niega la necesidad de analizar con profundidad desde la política y la ciencia el comportamiento de las variables sociales y políticas de la actualización. Algunos estudiosos de las ciencias sociales en Cuba lo han hecho pero muy discretamente.

Hay una relación inversamente proporcional: mientras más descuidemos teórica y políticamente al sector privado cubano más favor le hacemos al Gobierno de los  Estados Unidos y los sectores más reaccionarios de la diáspora cubana en el exterior que están muy interesados en él, por su trascendencia social, ideológica y política, en condiciones de aproximación a una nueva dirección de la nación cubana.  Mientras más ignoremos o minimicemos  el fenómeno privado en Cuba, más lo estudiaran y atenderán los enemigos de la revolución. Por supuesto que debemos afrontar los desafíos reales y académicos despejados de todo prejuicio como nos orienta el VII Congreso del Partido, con la convicción de que no se trata de excluir a ningún actor económico sino de integrar o socializar. En definitiva en Cuba no pueden existir varias economías sino una sola, socialista por su naturaleza socioeconómica pero heterogénea por sus formas de propiedad y producción. De manera semejante pensaba Lenin hace casi 100 años.
29 de mayo de 2017.




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